Se mira al espejo y se pregunta porqué no se fijó en ella, piensa en eso que la hace diferente o rara. Sí, esa es la palabra . Se siente rara y ese es el motivo de no llamar su atención, porque para hacerlo debe verse y moverse igual a ellas; a las que tienen el cuerpo de modelo y son coquetas. Pero sabe que si lo intenta, cambiará, y al final no sabe si podrá. Después de pensarlo mucho decide cambiar.
Leyendo en una banca del colegio lo ve pasar y sonríe esperando una respuesta. Su corazón se detiene un momento, el maquillarse como le dijeron era ideal. Cambiar por él fue correcto, aunque todo cayó al suelo como gota de lluvia.
Una vez más se adentra en su libro. su rostro de pecas la hace distinta al resto, creando armonía como las estrellas en el firmamento. Su manera de reír es diferente a las demás. Lo hace con gracia y con soltura, aunque últimamente ya no ríe, ni tan siquiera aguanta las cosquillas en su estómago cuando lo ve. Ella tan solo es una chica normal que se disfrazó de princesa para gustarle. Si, de esas princesas que salen en las revistas, con el rostro muy maquillado y la ropa a la última moda.Comenzó a dejar un lado su forma de actuar; su risa no se escuchaba, mas ella la ahogaba en el fondo de un mar. Imitó a las princesas de los cuentos en busca de su príncipe azul , pero ella no tiene la delicadeza de esas princesas, ni tampoco lo pretende. Ella tan solo es una chica normal que le gusta vestir con ropa normal fuera de las modas que marcan las revistas, y por eso en lugar de encontrar al príncipe azul; se encontró con un sapo disfrazado de príncipe.
Sin perder el objetivo de llegar a un amor .Se neutralizaron sus movimientos libres . Ahora era sólo una cara bonita .Se mueve manejada como lo hacen con las muñecas. La ropa está limpia siempre, no hay ni siquiera las manchas de marcador; esas que las recopilaba al subrayar el texto. Lo extraña, y se siente vacía, pero debe seguir disfrazada si no quiere perder lo que consiguió.
Fue un tarde de otoño, todo fue como ella lo soñó. El día perfecto, el lugar perfecto y él debajo de un árbol, las hojas cayendo marchitas por el ciclo de la vida. Sintió un escalofrío recorrer su espalda. El pecho se le encogió con cada latido del corazón; un corazón emocionado por el momento deseado: La Cenicienta hecha princesa, y el sapo…
El sapo seguía siendo sapo, pero sus ojos no lo veían claramente. La niebla de una ilusión lo cubría, su felicidad era la misma que se refleja en un niño. En su diario inventó un cuento que se hizo realidad, pero que le costó dejar todo lo que era atrás preguntándose si era correcto lo que había hecho.
Volvió a mirarse en el espejo y sonrió; estaba viviendo un sueño de esos que te roban suspiros y se clavan en tu piel.
Su mirada lo decía todo; estaba enamorada de un cuento de hadas. La chica de pecas desapareció bajo una gruesa capa de maquillaje y un toque rosa. Ese que el quería, el que a él le gustaba. Ahora ya no se ve como una niña, sino como esas chicas que salen en las revistas; con mucho maquillaje y vestidas a la ultima moda; esas chicas interesantes según él. Pero desea gritar que ella no es así, que noes tan malo ser una niña, ni macharse las manos con los marcadores.
Las semanas pasaron y con ellas los cambios; la relación se estancó viajando por medio de megas entre emojis y mensajes .El contacto físico, el real cada vez era mas escaso. Su cuento de amor se quedó dentro de la pantalla de su teléfono móvil. En persona eran dos desconocidos, acercarse era inútil, lo que ella necesitaba, no le pertenecía. El sapo no cambiaba.
La relación acabo y ella sufrió en silencio sin entender lo que hizo mal. Cambio su forma de ser, de verse, incluso de pensar. Hasta dejó a sus amigas de lado porque a él no le agradaban. Él influyó hasta en sus gustos; ahora era una chica fría, llena de máscaras por él. Por quien la dejó cuando más lo quería
Se siente traicionada por el príncipe que ella ama. Verlo a diario es una tortura, simular que no pasa nada cuando dentro de su corazón solo desea besarlo. Pero eso estaría mal, la verían mal. Una chica no debe actuar así, una chica debe esperar, actuar como una dama. La sociedad marca la conducta y es a esa a quién debe seguir y no a sus impulsos. Tan solo un beso, uno robado ¿Qué podría pasarLa idea deambula una y otra vez por su mente. Esos besos fueron suyos una vez, ahora debe controlarse, aparentar ser fuerte, pero no es lo que parece. Se mantiene alejada, la relación ni siquiera acabo en amistad: todo se fue a la basura, y los recuerdos es lo único que tiene. Decir que todo acabó es muy fácil, pero completarlo no. Fueron dos meses sin saber nada de él, sin estar presente en sus días. Intento sacarlo de su mente haciendo entrar a otra persona y aunque la hacían olvidar al principio después su voz regresaba. Lo podía escuchar, temía llegar a volverse loca. Sentía su aroma y entendió que sería difícil olvidarlo.
Lo que no entendió es como un día, sumergida en los mensajes de texto de tantos extraños, su mensaje llegó. No se detuvo a pensar si era correcto, si al final le causaría daño, sólo le importó el volver a leer sus mensajes.
No regresaron como novios, solo hablaban por wasap, y eso le hizo pesar que él la echaba de menos. Envuelta en palabras dulces y en sueños se olvidó de todo lo que sufrió. Sólo quería estar así, viviendo de nuevo el amor. Él no lo dijo, ella tampoco, temía arruinar los días de chat, se conformaba con eso, tenerlo sólo a través del celular A diario lo veía y ni siquiera hablaban en persona, la relación tomo ese rumbo; un amor por wasap. Pero lo importante era que eran novios de nuevo, sentía que la felicidad volvía, tenía sus besos a diario con emojis. No le importaba recibir tan poco porque hablaban durante horas. Al pasar el tiempo los mensajes llenos de amor no se hicieron esperar. Faltaba el estar juntos, el verse a los ojos, faltaba el abrazo de felicidad, faltaban los besos robados, faltaba tanto dentro de algo tan efímero. Faltaba tener un novio real.
Las inseguridades, los celos, y las peleas llegaron con los días . Los mensajes faltaban y ella era quien pasaba noche tras noche, revisando el chat, esperando un cambio, las fotos no eran suyas, eran de otra. Las preguntas jamás tuvieron respuestas. Tenía que aceptar esa irónica filosofía por tener a su lado a el sapo.
Ya no tenía de que hablar, no tenía ya más nada en común, sólo un chat lleno de palabras fugaces. Temía terminar con lo que siempre soñó, con la ilusión de la felicidad; sin darse cuenta de que eso no era felicidad. Vivía inmersa en una mentir en su día a día; ya no lo tenia, ni siquiera su atención en línea. Lo había perdido . El esfuerzo, los cambios no sirvieron de nada. Estaba sola, ni siquiera se tenía a sí misma. Se perdió en el camino.
Verlo fue el meteoro haciéndola despertar; un millón de razones y una sola decisión: terminar con lo que le causaba tanto daño. No se reconoció cuando lo enfrentó. Era alguien distinta; sin miedos ni inseguridades. Era una chica defendiendo lo que fue, lo que él sin remordimientos le quitó; su esencia, esa que la hacía única. Su traición rompió la última parte que tenía esperanza.
Esta vez no hubieron lagrimas algo ahí dentro ya estaba roto y no existía manera de que se rompiera más. Siguió con su vida, recuperó lo que fue un día; sus sueños y aficiones. Juntó los pedacitos de su corazón y los cosió. Ahora era libre de la cárcel que ella misma escogió. Sanó sus alas para retomar el vuelo. Las diferentes máscaras que poseía se quebraron una a una, fue dejando salir su verdadera mirada, la de un chica enamorada. Enamorada de la vida, de su reflejo en el espejo, de su forma de ser, y de su manera de amar. Comenzó a quererse desde el día que fue libre. Aprendió a enamorarse a ella antes que nadie. Descubrió que ella no era rara, solo era distinta, como los demás, distinta e igual a la vez. Pero tenía algo más, un ingrediente distinto, uno que sólo ella poseía. Su alma, esa alma soñadora que veía el mundo con los ojos de la niña. Algo que no mucho poseen; la inocencia y la bondad.
Ese es el ingrediente que falta para ser humanos.


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