miércoles, 17 de mayo de 2023

EL ASESINATO DE MI HERMANA. (CASO ABIERTO)


Cuando Ana colgó el teléfono sintió una opresión en el pecho y un nudo en la garganta que le impedía articular cualquier sonido, pero por más que quisiera las lágrimas no acudían a sus ojos.
Se preguntó si se encontraba en un estado de shock o todavía no acababa de asimilar la noticia que la policía de España le acababa de dar por teléfono.
"Por teléfono" , pensó mientras tiró el móvil con gesto furioso sobre la cama y se dispuso a amontonar algunas prendas de ropa indispensables para cuando llegase a España.
Ana era la hermana pequeña de Eva. "Era", pensó, sintiendo remordimientos por no entrar en pánico, ponerse a llorar inconsolablemente, a gritar, o ha hacer cualquier otra cosa emocional.
"Era mi hermana", seguía pensando con la lógica mientras buscaba el neceser de viaje en el baño. "Por que ahora ya no lo soy". 
Ana era la hermana pequeña de Eva por tres milésimas de segundo, pero ahora Eva ya no estaba. Porque alguien la había asesinado en su casa, posiblemente hacía dos días; eso era lo que le había dicho el agente que acababa de contactar con ella por teléfono.
"Posiblemente", pensó mientras metía el montón de ropa y el neceser de viaje en la maleta. Su hermana había muerto ,"posiblemente", hacía dos días, y ella tenía que tomar un vuelo cuanto antes a España para reconocer el cadáver.
"¿Y si no fuera mi hermana?" Se preguntó, pero se respondió a si misma que era "muy probable" que si estaba en su casa se tratase de ella.
Salió de casa pensando que tenía que avisar a su marido de que estaría fuera dos semanas, pero todavía no estaba preparada para darle la noticia.
Ni su marido , ni sus tres hijas conocían a su hermana. Ella irónicamente les había dicho a su familia que su hermana era una copia de ella misma y que no había necesidad de que la conocieran. Pero lo cierto era que no era verdad. Físicamente eran iguales pero "Eva" era especial.
-Vamos al aeropuerto-le dijo al chofer, este se extrañó bastante pero no pregunto.
Eva tenía un talento especial para conquistar a todo el mundo; cuando paseaban por el mercado al lado de su madre Eva jamás hacía un berrinche, pedía algo de algún puesto, o se quejaba de cualquier cosa. "Es un ángel", le decía su madre a los tenderos cuando adulaban a Eva, por lo que Ana quedaba como un demonio aunque no lo dijeran en voz alta. Iba pensando en todo esto cuando se dirigía al aeropuerto en su limusina.
"Eva era especial", y necesitaban que se lo recordaran a diario, que la adularan, y que la dejaran siempre en primer lugar ; en primer lugar respecto a ella, claro. Y por eso cuando se hicieron adultas y cada una tomo una Universidad diferente Eva no supo prosperar, porque Ana ya no estaba y Eva no podía estar en primer lugar.
Ana se licenció en empresariales con seis idiomas distintos, encontró un trabajo en una de las multinacionales más importantes de Londres como asesora y se caso con un multimillonario que no necesitaba  una esposa "especial": que complaciera a todo el mundo y que siempre tuviera una frase agradable. Ana era directa, mediática, y competidora. Le gustaba luchar por sus propios logros y no que se los regalaran a cambio de una sonrisa. No le importaba tener enemigos y mucho menos caerle mal a algunas personas. Todo lo contrario a Eva, que siempre tenía palabras amables y sonrisas para todo el mundo. Quizás por eso Ana vivía en una de las mansiones más hermosas de Londres, disponía de un chofer, una asistenta personal, y una niñera; Y además de tener un marido multimillonario tenía tres ponis, tres hijas, y una casa en el lago para pasar las vacaciones de verano. 
O quizás, pensó Ana mientras bajaba de la limusina, tenía todo esto porque Eva no había aparecido en su vida desde que se mudó a Londres.
Estaba más que segura que de haber invitado a Eva a su casa hubiera conquistado el corazón de toda su familia, porque ella, tal como decía su madre y todos cuantos las conocieron cuando eran niñas, "era especial". Así que ella hubiese quedado en un segundo plano respecto a su familia y Eva se hubiera llevado todo por cuanto Ana había luchado en su vida. No era que la odiase por esto, porque sencillamente: Eva era así. Ni tampoco por haberse llevado todos los cumplidos cuando eran pequeñas. Era; sencillamente como su madre solía dar a entender; Ángel y Demonio; paz y guerra; blanco y negro; fuego y hielo... Pero ahora Eva estaba muerta...


Cuando Ana llegó a Madrid se registró en un hotel, no pensaba por nada del mundo pasar las noche en el piso de Eva. Lo pondría a la venta en una inmobiliaria en cuanto llegase a Londres. Tras dejar su equipaje en la habitación, salió de allí más deprisa de lo que hubo entrado y se dirigió a la comisaria para prestar declaración. después un agente uniformado la acompañó al depósito de cadáveres para reconocer el cuerpo. Si en realidad era su hermana ya no tenía más familia, por lo que el entierro sería en privado y lo mas rápido posible. No conocía a los amigos o conocidos de su hermana, ni tan siquiera sabía donde trabajaba; le había dicho que hacía tiempo que estaba trabajando como secretaria en una multinacional de telecomunicaciones, y esa era toda a la información que tenía de Eva. Cuando entró en la morgue el estómago se le encogió; su hermana no se parecía en nada a ella; su cuello estaba morado y negro, su cara abierta y cosida supuestamente por la autopsia–. La putrefacción se había extendido y el hedor la golpeó tan violentamente que tubo que correr al baño para vomitar. Pero después de hacerlo volvió a la sala donde se encontraba el cuerpo de Eva y le pidió al forense que le mostrara el cuerpo de nuevo.

El forense y el policía que estaban allí cruzaron una mirada.

–¿Está segura?

–Si.

Cuando el médico dejó al descubierto el cuerpo de Eva Ana buscó en el algo que las diferenciase. No encontró nada: ni tatuajes, manchas, o cicatrices. Así que reconoció aquel cuerpo mutilado como el de su hermana y después de firmar un montón de papeles salió de allí.

Ocupó su mente en todo lo que le quedaba por hacer en Madrid para no tener que pensar en nada más.. No tenía ni idea de por donde empezar pero en su cabeza ya se estaban formando algunas ideas: cambiar su imagen para parecerse lo más posible a Eva, contactar con un profesional que la ayudase, y lo más difícil: entrar en el ámbito social de Eva. Además de esto, tenía que organizar el funeral y contestar a las más de treinta llamadas que tenía de Londres. Sobre todo a las de su familia. ¡Maldita sea! Pensó  ¿Qué le iba a decir a su familia? Necesitaba tener sus pensamientos claro, se decía a si misma mientras caminaba sin rumbo por las calles de su antigua ciudad. 

Hasta el aroma del aire le traía viejos recuerdos. Recuerdos con Eva... Suspiró profundamente intentando sacar esos pensamientos de su cabeza. No podía permitirse sentir nostalgia, ni tan siquiera se podía permitir el dolor de la perdida. Eva estaba muerta. Y ella necesitaba pensar con lógica y mente fría. Ya lloraría todo lo que tuviese que llorar cuando llegase a Londres. Ahora necesitaba centrarse en los próximos pasos que iba a dar para encontrar a la persona que había matado a Eva, y por supuesto; planear su venganza.


Ana salió del centro de peluquería con el mismo color de pelo que cuando tenía quince años. Envió un mensaje a su marido preguntando por las niñas y diciéndole que todo estaba bien. No pensaba darle las noticias por teléfono, aunque se lo contaría todo en cuanto llegase a Londres. Lo peor ya casi había pasado. Había organizado el funeral y había enterrado a Eva . Se dirigía al centro comercial mientras buscaba en el móvil el teléfono de un investigador privado , no confiaba en que la policía encontrase al asesino de su hermana, ni siquiera en que se molestaran en buscarlo. Quedó con el investigador al día siguiente en casa de su hermana. Se vistió en una de las tiendas del centro comercial con un burka que cubría todo su rostro y lo pagó en efectivo. La cajera la miró con ojos curiosos pero no hizo preguntas. Así vestida empezó a sentirse más cómoda, a pesar de ser guapa y tener buen tipo también era igual que su hermana y cuando alguien la miraba por más de treinta segundos dudaba si era porque sí, o porque conocía a su hermana.

Se dirigió al piso de Eva en taxi. Tenía una bonita casa en el centro de la ciudad, aunque no se podía comparar con su mansión en Londres. Ese pensamiento la llenó de remordimiento, ¿Por que nunca hubo invitado a Eva a su casa? Echó un rápido vistazo al salón y vio la inmensa mancha de sangre y el montón de etiquetas que la policía  dejó esparcidas por el suelo; ni siquiera se habían molestado en llevárselas. Apuntó mentalmente que tenía que llamar al servicio de limpieza después de su cita con el detective. Quizás él encontrase algo que la policía había pasado por alto. Habían vidrios por todos los rincones, por una posible pelea entre su hermana y alguien más, imaginó, pero...¿Quién era ese alguien? 

Ana entró en la cocina, estaba escrupulosamente limpia, abrió unos cuantos armarios y le recordó a los viejos armarios de la casa de sus padres. Eva ordenaba todo de la misma manera que su madre. Se preguntó en que momento de su vida ella había olvidado todo aquello. Recordó que una de las costumbres de Eva era escribir en un diario. Con paso decidido se dirigió a las habitaciones, llegó a una donde se quedó en el umbral de la puerta asombrada al ver que una era idéntica a la que tenían cuando eran pequeñas, excepto que solo había una cama y era más grande. Buscó fotografías pero no encontró ninguna. Abrió el armario y registró cada rincón, cajones, escritorio, miró debajo del colchón, de la almohada, dentro del zapatero... No encontró nada. Pensó que los tiempos cambian y que, posiblemente su hermana dejó de escribir una vez pasada la adolescencia. Se fijó en un portátil que estaba sobre una estantería y tubo una premonición. Lo encendió, introdujo su nombre como clave y...¡Bingo! Nunca creyó que fuera cierto que los gemelos tienen pensamientos telepáticos, pero la clave de su portátil era el nombre de Eva. Encontró el diario enseguida, los tiempos cambian, pero las costumbres jamás. Era bastante extenso, se dijo que lo leería mas detenidamente en otra ocasión y fue directa a la última pagina. 

"Acabo de pedirle a Juan que venga para hablar, creo que para él solo soy un juguete para distraerse de su rutina matrimonial. Hace mucho tiempo que debería haber hablado con él. Es la conversación más difícil que voy a tener en toda mi vida..." Ana no se lo podía creer, no solo había descubierto al asesino de su hermana, si no que tenía una relación oculta. Pero:¿Quién diablos  era Juan?


Miró su móvil y vio que todavía quedaban treinta minutos para que el investigador llegase, así que se sentó en la silla del escritorio de Eva con el portátil y buscó una entrada más antigua en el blog.

"Acabo de darme cuenta de que Juan jamás dejará a su esposa, he ido a su casa mientras él estaba en la oficina. Estaba decidida a contárselo todo pero cuando he llegado allí , he visto el bulto en su barriga. Se me ha hecho un nudo en la garganta. Aunque apenas se le note , está embarazada. Ella solo ha fruncido el ceño cuando me ha visto. Siempre hemos tenido una buena relación en la oficina pero jamás había ido a su casa. Así que después de preguntarme que me llevaba hasta allí no he podido hacer nada más que contarle una mentira. Tendrá que ser él quién se lo diga."

Ana dio un respingo al escuchar el timbre de la puerta. El investigador, pensó mientras iba a abrir. Era un hombre joven y guapo. Después de presentarse formalmente Ana le contó lo ocurrido y lo que había descubierto en su blog. El miró el blog, se envió una copia a su correo y apuntó algo en un papel antes de despedirse de Ana. Ella se dirigió al hotel con el portátil de su hermana. Ahora sólo quedaba esperar a que ese hombre hiciera su trabajo.


La lectura del diario de Eva la mantuvo despierta parte de la noche, y la otra parte la pasó dando vueltas en la cama. Estaba amaneciendo cuando Ana se levantó de la cama sin haber pegado ojo. Se dirigió a casa de Eva con una opresión en el pecho y cuando estuvo allí abrió el armario y se cambió de ropa. Quería parecerse a Eva lo más posible, y también quería ver a ese maldito Juan. Ver al maldito Juan y mirarlo a los ojos.

Cuando llegó a la dirección que el investigador le había facilitado por wasap se encontró con un enorme edificio de cemento gris; al parecer el tal Juan tenía una importante empresa.: era el propietario y el director de la misma, y había contratado a Eva hacía un año. Su hermana se coló por él en menos de tres meses; trabajaba hasta altas horas de la noche solo por tener un momento para estar con él a solas. Él la felicitaba cada día por su trabajo y también  por su ropa, su cabello, casi por todo...Eva necesitaba ser reconocida, pensó Ana mientras su cabeza no podía salir de todo lo que había leído en el diario de Eva, por eso Eva se enamoró de él. A pesar de que él estaba casado y tenía dos hijos. Y corriendo el riesgo de ser el chisme de la oficina. Al contrario que ella, Eva siempre había sido muy fácil de manipular. Y al final, ocurrió todo lo que Eva ya sabía de antemano, y además de ser la comidilla de todos en la oficina, la mayoría también le dieron la espalda. 

Antes de entrar al edificio, un par de mujeres que fumaban en la puerta le lanzaron una mirada lasciva. Ana continuó su camino. Subió por la escalera preguntándose done dirigirse. ¿Dónde se sentaría Eva? ¿Qué iba ha hacer allí? El móvil vibró en su bolsillo y justo en el momento que lo fue a coger un vaso de plástico lleno de café rodó por la escalera salpicándolo todo. Ana alzó la vista y vio al desconocido en lo alto de la escalera mirándola como si viera a un fantasma. ¡Por todos los cielos! Ella se sorprendió todavía más que él. Ese hombre era exactamente igual que su marido. Ana le lanzó su mejor sonrisa y continuó subiendo la escalera. Él la señaló con un dedo  y temeroso retrocedió como si hubiese visto un fantasma y a pasos agigantados corrió a encerrarse a su oficina. Todos voltearon hacia Ana  mientras se dirigía a una mesa vacía donde se sentó. Era la mesa de Eva, lo supo porque cada cosa estaba colocada en su lugar como siempre lo hacía Eva. Empezó a revisar papeles como si estuviera ocupada en algo hasta que la gente a su alrededor se despreocupó de ella. Nadie se le acercó a preguntar por que no había acudido a la oficina, ni tampoco alguien la miró con gesto extraño. Todos creían que ella era Eva, a excepción del hombre que había entrado en pánico y estaba encerrado en otra oficina privada donde una placa en la puerta indicaba:  "Director". Ana no sabía exactamente lo que había ido ha hacer allí; sacó el móvil del bolsillo y miró el wasap que le había llegado momentos antes. Eran fotografías de Juan. "Es él", pensó. Sintió que la gente de alrededor de ella empezaba a ponerse nerviosa al escuchar el repiqueteo rápido de unos tacones que se aproximaban.

–¡Tu! –gritó la mujer señalando a Ana – ¡No puedes estar viva!

Eva miro primero su prominente barriga y después su rostro enfadado.

–¿Ocurre algo malo? –le preguntó sarcástica.

La mujer parecía que estuviera poseída por un demonio, su rostro estaba rojo a causa de la ira y sus puños blancos. Se abrió la puerta del despacho de Juan, y este salió e intentó calmar a su mujer, pero no tubo éxito. Todos alrededor los miraban expectantes.

–¡No puedes estar viva!

Eva alzó los hombros y los dejó caer con gesto tranquilo.

– ¿Quieres que me levante y me de unas vueltas para que me veas mejor? – soltó hiriente.

– ¡Yo te maté con mis propias manos! ¡Tú! –se giró mirando a Juan –. Dijiste que estaba muerta. Te aseguraste de ello ¡Mentiroso!

Comenzó a darle puñetazos mientras él intentaba zafarse de ella, pero tenía demasiado miedo y estaba demasiado asombrado mirando a Ana.

– ¿Eres un fantasma? –le pregunto con voz temblorosa.

Ana se puso en pie, miró fijamente a los ojos a cada una de las personas que estaban allí y ninguna tubo el valor de apartar la mirada y darle la espalda como hicieron con Eva.

Sacó su móvil y marcó el número de la policía mientras su mente calculaba y planeaba los próximos pasos a seguir.

–Buenos días -saludó a l agente-.Soy la hermana de Eva Gonzáles, la mujer que fue asesinada en su casa hace tres días, y acabo de descubrir a sus asesinos...

Todos la miraban expectantes. Y ella, mientras relataba los hechos a la policía miraba cada rostro de las personas que le dieron la espalda a Eva. Estaba segura de que todas aquellas personas se quedarían sin trabajo en cuanto Juan y su esposa fueran detenidos, y también de que ella disponía de los recursos necesarios: cómo contactos y dinero para que la carrera profesional de todos ellos terminase allí mismo. Esa sería su última jugada en el juego de la venganza, pensó mientras colgaba el teléfono. Cuando la pantalla se puso en negro vio su rostro reflejado, el de Eva y el de la primera persona que la traicionó. 

Puedes leer otra parte de este relato aquí: ACUSADA

Relato Publicado en "CASO ABIERTO" CASO ABIERTO: La Trampa/¿Dónde está Jessica?/El Asesinito de Mi Hermana/Amnesia/Secuestro/Letargo/Otro Caso Mas. eBook : Sánchez Soriano, Vanessa: Amazon.es: Tienda Kindle
 

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