El forense y el policía que estaban allí cruzaron una mirada.
–¿Está segura?
–Si.
Cuando el médico dejó al descubierto el cuerpo de Eva Ana buscó en el algo que las diferenciase. No encontró nada: ni tatuajes, manchas, o cicatrices. Así que reconoció aquel cuerpo mutilado como el de su hermana y después de firmar un montón de papeles salió de allí.
Ocupó su mente en todo lo que le quedaba por hacer en Madrid para no tener que pensar en nada más.. No tenía ni idea de por donde empezar pero en su cabeza ya se estaban formando algunas ideas: cambiar su imagen para parecerse lo más posible a Eva, contactar con un profesional que la ayudase, y lo más difícil: entrar en el ámbito social de Eva. Además de esto, tenía que organizar el funeral y contestar a las más de treinta llamadas que tenía de Londres. Sobre todo a las de su familia. ¡Maldita sea! Pensó ¿Qué le iba a decir a su familia? Necesitaba tener sus pensamientos claro, se decía a si misma mientras caminaba sin rumbo por las calles de su antigua ciudad.
Hasta el aroma del aire le traía viejos recuerdos. Recuerdos con Eva... Suspiró profundamente intentando sacar esos pensamientos de su cabeza. No podía permitirse sentir nostalgia, ni tan siquiera se podía permitir el dolor de la perdida. Eva estaba muerta. Y ella necesitaba pensar con lógica y mente fría. Ya lloraría todo lo que tuviese que llorar cuando llegase a Londres. Ahora necesitaba centrarse en los próximos pasos que iba a dar para encontrar a la persona que había matado a Eva, y por supuesto; planear su venganza.
Se dirigió al piso de Eva en taxi. Tenía una bonita casa en el centro de la ciudad, aunque no se podía comparar con su mansión en Londres. Ese pensamiento la llenó de remordimiento, ¿Por que nunca hubo invitado a Eva a su casa? Echó un rápido vistazo al salón y vio la inmensa mancha de sangre y el montón de etiquetas que la policía dejó esparcidas por el suelo; ni siquiera se habían molestado en llevárselas. Apuntó mentalmente que tenía que llamar al servicio de limpieza después de su cita con el detective. Quizás él encontrase algo que la policía había pasado por alto. Habían vidrios por todos los rincones, por una posible pelea entre su hermana y alguien más, imaginó, pero...¿Quién era ese alguien?
Ana entró en la cocina, estaba escrupulosamente limpia, abrió unos cuantos armarios y le recordó a los viejos armarios de la casa de sus padres. Eva ordenaba todo de la misma manera que su madre. Se preguntó en que momento de su vida ella había olvidado todo aquello. Recordó que una de las costumbres de Eva era escribir en un diario. Con paso decidido se dirigió a las habitaciones, llegó a una donde se quedó en el umbral de la puerta asombrada al ver que una era idéntica a la que tenían cuando eran pequeñas, excepto que solo había una cama y era más grande. Buscó fotografías pero no encontró ninguna. Abrió el armario y registró cada rincón, cajones, escritorio, miró debajo del colchón, de la almohada, dentro del zapatero... No encontró nada. Pensó que los tiempos cambian y que, posiblemente su hermana dejó de escribir una vez pasada la adolescencia. Se fijó en un portátil que estaba sobre una estantería y tubo una premonición. Lo encendió, introdujo su nombre como clave y...¡Bingo! Nunca creyó que fuera cierto que los gemelos tienen pensamientos telepáticos, pero la clave de su portátil era el nombre de Eva. Encontró el diario enseguida, los tiempos cambian, pero las costumbres jamás. Era bastante extenso, se dijo que lo leería mas detenidamente en otra ocasión y fue directa a la última pagina.
"Acabo de pedirle a Juan que venga para hablar, creo que para él solo soy un juguete para distraerse de su rutina matrimonial. Hace mucho tiempo que debería haber hablado con él. Es la conversación más difícil que voy a tener en toda mi vida..." Ana no se lo podía creer, no solo había descubierto al asesino de su hermana, si no que tenía una relación oculta. Pero:¿Quién diablos era Juan?
"Acabo de darme cuenta de que Juan jamás dejará a su esposa, he ido a su casa mientras él estaba en la oficina. Estaba decidida a contárselo todo pero cuando he llegado allí , he visto el bulto en su barriga. Se me ha hecho un nudo en la garganta. Aunque apenas se le note , está embarazada. Ella solo ha fruncido el ceño cuando me ha visto. Siempre hemos tenido una buena relación en la oficina pero jamás había ido a su casa. Así que después de preguntarme que me llevaba hasta allí no he podido hacer nada más que contarle una mentira. Tendrá que ser él quién se lo diga."
Ana dio un respingo al escuchar el timbre de la puerta. El investigador, pensó mientras iba a abrir. Era un hombre joven y guapo. Después de presentarse formalmente Ana le contó lo ocurrido y lo que había descubierto en su blog. El miró el blog, se envió una copia a su correo y apuntó algo en un papel antes de despedirse de Ana. Ella se dirigió al hotel con el portátil de su hermana. Ahora sólo quedaba esperar a que ese hombre hiciera su trabajo.
La lectura del diario de Eva la mantuvo despierta parte de la noche, y la otra parte la pasó dando vueltas en la cama. Estaba amaneciendo cuando Ana se levantó de la cama sin haber pegado ojo. Se dirigió a casa de Eva con una opresión en el pecho y cuando estuvo allí abrió el armario y se cambió de ropa. Quería parecerse a Eva lo más posible, y también quería ver a ese maldito Juan. Ver al maldito Juan y mirarlo a los ojos.
Cuando llegó a la dirección que el investigador le había facilitado por wasap se encontró con un enorme edificio de cemento gris; al parecer el tal Juan tenía una importante empresa.: era el propietario y el director de la misma, y había contratado a Eva hacía un año. Su hermana se coló por él en menos de tres meses; trabajaba hasta altas horas de la noche solo por tener un momento para estar con él a solas. Él la felicitaba cada día por su trabajo y también por su ropa, su cabello, casi por todo...Eva necesitaba ser reconocida, pensó Ana mientras su cabeza no podía salir de todo lo que había leído en el diario de Eva, por eso Eva se enamoró de él. A pesar de que él estaba casado y tenía dos hijos. Y corriendo el riesgo de ser el chisme de la oficina. Al contrario que ella, Eva siempre había sido muy fácil de manipular. Y al final, ocurrió todo lo que Eva ya sabía de antemano, y además de ser la comidilla de todos en la oficina, la mayoría también le dieron la espalda.
Antes de entrar al edificio, un par de mujeres que fumaban en la puerta le lanzaron una mirada lasciva. Ana continuó su camino. Subió por la escalera preguntándose done dirigirse. ¿Dónde se sentaría Eva? ¿Qué iba ha hacer allí? El móvil vibró en su bolsillo y justo en el momento que lo fue a coger un vaso de plástico lleno de café rodó por la escalera salpicándolo todo. Ana alzó la vista y vio al desconocido en lo alto de la escalera mirándola como si viera a un fantasma. ¡Por todos los cielos! Ella se sorprendió todavía más que él. Ese hombre era exactamente igual que su marido. Ana le lanzó su mejor sonrisa y continuó subiendo la escalera. Él la señaló con un dedo y temeroso retrocedió como si hubiese visto un fantasma y a pasos agigantados corrió a encerrarse a su oficina. Todos voltearon hacia Ana mientras se dirigía a una mesa vacía donde se sentó. Era la mesa de Eva, lo supo porque cada cosa estaba colocada en su lugar como siempre lo hacía Eva. Empezó a revisar papeles como si estuviera ocupada en algo hasta que la gente a su alrededor se despreocupó de ella. Nadie se le acercó a preguntar por que no había acudido a la oficina, ni tampoco alguien la miró con gesto extraño. Todos creían que ella era Eva, a excepción del hombre que había entrado en pánico y estaba encerrado en otra oficina privada donde una placa en la puerta indicaba: "Director". Ana no sabía exactamente lo que había ido ha hacer allí; sacó el móvil del bolsillo y miró el wasap que le había llegado momentos antes. Eran fotografías de Juan. "Es él", pensó. Sintió que la gente de alrededor de ella empezaba a ponerse nerviosa al escuchar el repiqueteo rápido de unos tacones que se aproximaban.
–¡Tu! –gritó la mujer señalando a Ana – ¡No puedes estar viva!
Eva miro primero su prominente barriga y después su rostro enfadado.
–¿Ocurre algo malo? –le preguntó sarcástica.
La mujer parecía que estuviera poseída por un demonio, su rostro estaba rojo a causa de la ira y sus puños blancos. Se abrió la puerta del despacho de Juan, y este salió e intentó calmar a su mujer, pero no tubo éxito. Todos alrededor los miraban expectantes.
–¡No puedes estar viva!
Eva alzó los hombros y los dejó caer con gesto tranquilo.
– ¿Quieres que me levante y me de unas vueltas para que me veas mejor? – soltó hiriente.
– ¡Yo te maté con mis propias manos! ¡Tú! –se giró mirando a Juan –. Dijiste que estaba muerta. Te aseguraste de ello ¡Mentiroso!
Comenzó a darle puñetazos mientras él intentaba zafarse de ella, pero tenía demasiado miedo y estaba demasiado asombrado mirando a Ana.
– ¿Eres un fantasma? –le pregunto con voz temblorosa.
Ana se puso en pie, miró fijamente a los ojos a cada una de las personas que estaban allí y ninguna tubo el valor de apartar la mirada y darle la espalda como hicieron con Eva.
Sacó su móvil y marcó el número de la policía mientras su mente calculaba y planeaba los próximos pasos a seguir.
–Buenos días -saludó a l agente-.Soy la hermana de Eva Gonzáles, la mujer que fue asesinada en su casa hace tres días, y acabo de descubrir a sus asesinos...
Todos la miraban expectantes. Y ella, mientras relataba los hechos a la policía miraba cada rostro de las personas que le dieron la espalda a Eva. Estaba segura de que todas aquellas personas se quedarían sin trabajo en cuanto Juan y su esposa fueran detenidos, y también de que ella disponía de los recursos necesarios: cómo contactos y dinero para que la carrera profesional de todos ellos terminase allí mismo. Esa sería su última jugada en el juego de la venganza, pensó mientras colgaba el teléfono. Cuando la pantalla se puso en negro vio su rostro reflejado, el de Eva y el de la primera persona que la traicionó.
Puedes leer otra parte de este relato aquí: ACUSADA
Relato Publicado en "CASO ABIERTO" CASO ABIERTO: La Trampa/¿Dónde está Jessica?/El Asesinito de Mi Hermana/Amnesia/Secuestro/Letargo/Otro Caso Mas. eBook : Sánchez Soriano, Vanessa: Amazon.es: Tienda Kindle





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